martes, 2 de octubre de 2012


Facetas
La carta

José Rodríguez Castro

Antes que las computadoras y el Internet tuvieran gran privilegio dentro de la comunicación humana, las cartas cumplieron uno de los requisitos fundamentales para que los hombres se pudieran comunicar a lugares lejanos, a unos cuantos kilómetros o escasos metros de distancia. El instrumento necesario era constituido por una hoja de papel, pluma y tinta. Este ejercicio debió ser desde un principio una práctica ligera donde se escribían las palabras necesarias para transmitir mensajes urgentes o comunicados de extrema intimidad. Con el tiempo la carta se convirtió en un medio de comunicación eficaz y de gran valor por ser el único medio contundente que podía confirmar hechos, dichos o acontecimientos que se describían con puño y letra. La letra escrita empezó a cobrar el significado que hasta estos días conserva.

Pero la actividad epistolar perdió toda su riqueza con la llegada de la modernidad que trajo con ella el teléfono, las computadoras, el Internet y el correo electrónico. La letra escrita con tinta, mano escrita con el estilo del buen pulso y la letra palme el papel escogido ex profeso y el sobre también embreado a mano quedó atrás. La carta de amor se enviaba en sus mejores tiempos con lazo rosado o azul, acompañada de una fotografía del amante con una dedicatoria a los amores correspondidos que se guardaban celosamente en cajitas de finas maderas o de otros materiales que despedían olores a perfumes delicados y flores marchitas por el tiempo…