Facetas
La carta
José Rodríguez Castro
Antes que las computadoras y
el Internet tuvieran gran privilegio dentro de la comunicación humana, las
cartas cumplieron uno de los requisitos fundamentales para que los hombres se
pudieran comunicar a lugares lejanos, a unos cuantos kilómetros o escasos
metros de distancia. El instrumento necesario era constituido por una hoja de
papel, pluma y tinta. Este ejercicio debió ser desde un principio una práctica
ligera donde se escribían las palabras necesarias para transmitir mensajes
urgentes o comunicados de extrema intimidad. Con el tiempo la carta se
convirtió en un medio de comunicación eficaz y de gran valor por ser el único
medio contundente que podía confirmar hechos, dichos o acontecimientos que se
describían con puño y letra. La letra escrita empezó a cobrar el significado
que hasta estos días conserva.
Pero la
actividad epistolar perdió toda su riqueza con la llegada de la modernidad que
trajo con ella el teléfono, las computadoras, el Internet y el correo
electrónico. La letra escrita con tinta, mano escrita con el estilo del buen
pulso y la letra palme el papel escogido ex profeso y el sobre también embreado a mano quedó atrás. La carta de amor se enviaba en sus mejores tiempos con lazo
rosado o azul, acompañada de una fotografía del amante con una dedicatoria a los
amores correspondidos que se guardaban celosamente en cajitas de finas maderas
o de otros materiales que despedían olores a perfumes delicados y flores
marchitas por el tiempo…
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